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en holocausto -ei-1 el Gólgota, la caridad que óra , en ,el seno de los ,Apóstoles y de l'a jov,en Iglesia, que es•peTan e imploran al Espíritu Santo. b) ~sí Francisco vió reflejarse ,en María los rasgos d•el $,alvador que · a él más hondamente cónmovian y que sobr•e todo deseaba estampar en sí y en los suyos, Ver el ejemplo de María era para él lo mismo que ver el ejemplo -de Cristo, de manera ,espe,cial le conmovía ,el que Maria hubi,ern seguidó tan fielmente con su Hijo los caminos,de lapobr,eza, a la cual ponderab·a pre– cisamente, como éscr.tbe Celano, como la reina de las virtudes «iporaqúe con tan magnífico es– plendor brillaba én él Rey del-cielo y en laReina su ;Madr·e>> 44 , y -también por esto su «ardiente veneráción a está -Madre de infinita bondad», como se expresa H mismo biógrafo 46 • De eiUa esperaba obtener una ·rica participToción en la herencia espiritual de Cristo. PUNTO 2;º: MEDI,ADORA D;EL ms,pIRITU DE··CRISTO GoNSIBERACIÓN.--'-',a) Toda ~aidre ,quisiera ver reproídUcidos los rasgos propios de· su ser en su hijo. ES f,eUz al reconocerse en fa faz de su hijo. ¿N;o querría también María, nuestra Madre ce– lestial, ver del mismo modo marcados. sus ras– gos ,en nosotros, sus hijos ,espirituales? Y esto con tanta mayor razón cuanto que nadie mejor que ella está enterada del vehemente d.eseo de su Hijo de conseguir su forma en -nosotr,os, !Por consiguiente, ninguna duda puede haber ,ct,e que María está dispu.esta a hacer valer toda su in~ fluen'Ci'a: maternal para que nosotros neguemos - 91-

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