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tación» de nuestra infidelid1ad? Hemos ,prome– tido la Regla de San Franci,s,co y ,a ella perma– n;eéemos obligados mientras tanto y hasta qu,e la ]glesia en nombre de Cri,sto nos di,spens,e ·de ella o :hasta que la Regla se modifique. Unfoamente la fidelidad ,a su Regla da a la O~den. fr.anciscari.a 'dier,echo de existencia. Siólo I?º.r ésta fidelidad Te cre,c,e la .ene.rgía para el cuni.plhhiento de las obras especiales que Pios fo ha impuesto tanto pa11a 1bi,en delos individuos c6mo para él. dé toda la Iglesia. J>ío XI decía ,en una· eatta• a los ·supremos·rectores·cte la Orden: «'A:unque·en·sí y'parn·toctos·hayas61'o una asipi– :fá,ctón· a la perf,ección, sinembargo, se :viste die variadas formas. Dios mismo lo ha dispuesto así en su ·maravillosa sabidúríia, ·para que la hermo– sura de l'a·IgI,esia se mari.ifiéste·precisamente en la variedad de Iaii {órden.es pártfüulares, así ,como ·fa(héthlosurá del u:nivetso s,e nos muestra ,en los m.11ltipl~,~ ·,cofores' de lás cc>sa.,s naturales. Ei mis– m<f 'furldador ña conferidó este sello especial a 'su Orden Y porle,llo todos lós miembros de ú,rfa 'r,eli,gíóri' débeh; como buehos hijos, cuidarsé de conservar la fama ·del ,padre que J,e,s dió la Re- gla, tanto por medio ,¿fo absoluta fidelidad a ,sus pres,cíipciones y . ,exhortaciones, .· como también por la :tinitrución de ,su· espíritu. Por· esta fideliidiad conseguirán infaliiblemente la ayuda de la gracia éeiestiál ·para las santas· obligaciones que tienen que ,cu 1 mplir» 38• · . Amemos, pues, y tengamo.s en gran estima nuestra santa Regla ,que tanto,s santos ha dado al de,10 y tantas <bendiciones ail mundo. Besé– m0sla, según antigua costumbr,e, cuantas veces 1a· te:ng.a:rnos en fa mano, escuchémosla como di– c·en nuestras Constituciones, «con la ,debida r,e- _'·84 -