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deséngafiÓ, aí_- ve,r dt!fraudadas las •~rándes ,espe– raniaA. que habia puesto en nosotros. En cambio; una ''cooperación común acom:pafía, fecunda 'Y · coo-p'.ti:a 1a obra ,q.e la dlvin:a graicia. . · b) · Con . la 'apli•caición personal debe también unírse 11 Iia:m.úfuso yiactivo interés por nuestra' j,uvé.ntud réllgiOSa. Por eUa debemos orar dlaria- · mente die. un. modo. especial. !Es ciertamente 'la · fÍÓf'h~ac~>esper.a;nzas de nuestra Orden y de mi~ai:Próvíricti. Die6~os·dar1e buen ejemplo y· .s.u'fdealisnto· no_ d1eioe~ ,quebrarse. en nosotros, sirio .siempre ·_de-be· encontrar nuevos ánimos. A eJÍ,Qs' ,debenías· d~cftcar" nuestras Jl_);ejores enerigías sicditéctaniente; bomo' educadores o ,confesores, como profesores, o instructores de hermanos le– gos, participamos en su educación y formación. Es una misión de grandísima responsabilid,ad, pero también hermosísima. Ya ,conocemos las pa– labras de San Crisóstomo: «,Ci:er:tamente ,consi– dero más insigne ,que cualquier pintor, escultor u otro cualquier artista, :a aquel ,que sabe for– mar las almas de loo jóvenes» 17 • Pr,ecisamente también para esta gran misión las mencionadais circulares de fo.s Superiores Generales nos dan minuciosas :i,nstrucciones. .APLICACIÓN .-¿Cómo hemos ,correspondido has– ta ahora ia nuestros deberes filiaies para ,oom. la Orden? ¿Conservamos todavía el f,eryor del no– viciado y de nuestros primeros años de religiosos, o se puede decir taanbién de noootros que cuanto más viejos tanto más ;fríos y cuanto más enca– necidos tanto más tibios? ¿'Tenemos amoroso y decidido interés por nuestros jóvenes religiooos? ¿Vivimos ante •e)los oomo ,c,elosos ,caipuchinos? ¿Hacemos lo pooible por conservar y ;f omen:llar su as,pir.ación ideal ,con nuestras oraciones y traba- - 67 - '

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