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ger). Gert,rudis von Le Fort escribe ,en Hymnen an die Kirche: «Tus servidores nevan ve,stidos que no ,enveJe,cen». Besemos, pues, con v,eneración nuestro hábito cuantas veces lo •pongamos. ¡Cuántos se han santificado ,con este hábito! ¡Con cuánta san– gr,e de mártires· se ha humedecido! Llevémoslo, pues, honrosamente y con santo orgullo. EI nos debe apartar d 1 e todo lo que es ruin, b•ajo •e in– digno del s,ervidor de Cristo. Que él nos sea una llaimada constante a ser verdaderos cabaUeros de C:rosto, a una completa entrega, magnanim1d:ad y generosidad en su servicio. Esta ,es la aictitud - verdaderamente franciscana, que corresponde a nuestro hábito, a sa:ber, ,sencilla. y mo,ct,esta, pero también llena de ardi,ente celo en el servicio de Cristo. [Miuerto ail mundo, vivo sólo para Pios 13 • PETICIONEs.~¡iPadre mío _San Francisco!, ,con todo corazón te doy gradas porque, aunque in– digno, ,puedo vesUr tu hábito. ¡Haz que si,empre lo neve dignament,e y ,que md'a vei muera más al mundo y vi,va sólo para Dios! Consígueme la gra,cia de poder llevarlo hais'ta. mi muerte. Que muera ,con él y .que.con él ,esper,e la resurrección. Hazme., como la Iglesia imploró por mí en la toma· ide .hábito, «conseguir con ,este vestido de humi1dad :la v,estidura de la inmortalidad y de la gloria» 14 • - 62-