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parón y el cordón, el ,sa,c,e,rldote nos alargó un cirio encendido ,con estas ,palabras: «Recibe, her– mano carí.simo, la luz de 0ri.sto en señal de tu inmortalidad, para que muerto al mundo, vivas para Dios 8 • '.I'al ,es la concisa interpretación tanto de la luz como deil hábito recibidos:· «Muertos para el mundo, vivos sóio para ,Dios». PUNTO l.º: MUERTO AL MUNPO CoNSIDERACIÓN.-El vestido tiene con frecuen– cia no sólo un fin p,ráicltico, sino también sim– bólico; no sólo sirve de protección y adorno cor– poral, es al mismo tiempo una ,e~re,siión del por– te y .sentimi,e1ntos del alma; indica un estado y una vocación y es asi una exhortación perma– nente al cumpltmiento de los deberes de ese estado y de esa vocación. También nuiestro santo Padr.e no sin intención ha elegido nue,stro ihábito religioso. Cuando ,el 24 de febrero oyó en la Porciúncula que Cristo haibia marn::tado a sus discípulos a predicar el rejno de Dios ·enterament,e pob11es y humildes creyó que en e}lo debia reconocer su propia vo– cación e inmediatamente arrojó bastón y calza– do, se preparó un pobre y áspe,ro vestido ,en for– _ma de ·.cruz y trocó el cinturón de cuero por una tbsca cuerda. Este hábito, hace notar ,expresa– mente Oelano, no debía «poder ser ambicionado por el mundo» ". Pebía ser la e~resión visible c:teI m.ás perfecto menosprecio del mundo; de la pobreza, humi,ldad y penitencia evangé!icas, y al mismo tiempo una ,exhortación permanente a todo ello. Esta misma interpreta,ción dan nuestras Constituciones: «Nuestro hábito tenga forma de - 58 -

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