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PUNTO l.º: PODER DIVINO CoNsIDERACIÓN.-Desde los días de nuestra in– fancia conocemos la sencilla narración d•el Evan– gelio de hoy. El Sialvadocr ha sido invita:c:Lo ,corn su Madre y sus ,dtiscipulos a una boda, que según ,el uso orien– tal ·,cru·tabi=t ·toda un,a semana y e1,quitalía a una fiesta popular. Priematuramente se aca:ba el vino y la Madre de Jesús, ·con la fina sensibilidad f,e– menina, nota la turbación. Llena de cornfianza se dirige a su divino Hijo: «No tienen vino.» Jes:ús le recuerda que para el comienzo de sus milagros solamente la voluntad del Padre es ,de– cisiva, Sin ,embargo, al mismo. tiempo manda a los;sirvientes llenar de agua s,eisgrandes tinajas de piedra. Las Jlenaronhasta el bqrde y enton– oes ordena que saquen de aJU¡y nevien al maes– tresala, que sosttene firmemente qué es un vino muy e:xiquisito (Jn., 2, 1-10). Es un milagro evidente. Un incrédulo mismo confiesa : «El convertir agua, y por ,;ierto sin ce– remonias, sin oración, sin mov,er las manos, sin palabras,, sin mandato, con só'lo un leve acto de la volunt::vd... es una acción de Dios y v.o del hqmbre», 1 .Tiene razón. Sola:menteaquel de quien la naturaleza ha recibido la fuerza de producir vino .,en un largo. proceso de cuecer y madurar pµe,cj.e ,con sol,a ,su voluntad convertir agua en vino, a s¡¡.,ber: e,1 Señor creador de la naturaleza. · N;•~da ,qice ,el evangeUsta de los efectos del mi– lag~'c;>¡;e'n Jos sirvientes, desposados y convidados, Y:. yn,¡tv.r:ari;:1,.sinqsplamente del efe¡eto experimen– tado por los discípulos: «Man.if€stó su gloria y sus disd1pu1os crey,eron en iE1» (Jn., 2, 11). Pa~ r,ece que para •ellos solos se ha obrado el milagro. - 52 -

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