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grandes de sus obras. Su empleo soHcito nos hace a no~otros mismos tener en mucho 'Y con– servar }a gracia die la vocación, y . es una reco– nocida acción de gracias :por la felicidad de la propia vocación, una reparación por las f,altas y defe,ctos de la propia vida re1igiosa, una mul– tiplicación y perpetuación de nuestro amor al Salvaidor y de nuestro celo por la salv,~ción ct,e las almas. PETWIONEs.~«Oh Cristo Jesús, que llamaste a la ;perf,ección evangélica bajo el signo de la po– br,eza a nuestro Padre San Friancisco, y, aún viviendo él, multiplicaste maravillosamente a sus hijos, loS Frailes Menores, habla al corazón die los niños y adoles,centes de nuestra edad ,e infúp– deles el amor a nuestra vida capuchina y jun– tamente el va.lor de r•esponder a tu llamamien– to, para que más tarde, clérigos o legos, por su samtidrud, su oración y su apostolado, traba– jen <:on nosotros por tu gloria en la recolección de la copiosa mies. Por intemesión de. María rnmaculada, Reina de nutistra Orden, y ,(iel Seráfico Padre San Fran– cisco enc,arecidamente lo pedi.m.os. ,Amén» (dos– ci•entos d1as de indulgencia; Pío XII, 4 mar– zo 1950). - 50 -

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