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·Mas en concr,eto, para el trabajo de propagan.: da :puede va}er la regla que San B-ernárdo' vfo-– pone para 1e,l aposto,Jaido: «pala\bria, ,e}emplo y oración, de las cuales la más importante es la otación». a) La palabra oral y escrita. Hay que fámi.:: Ua:Nzarse e interesar a las famma,s, en piarticu.: lar a 1os niños y jówines, con nu,estm Orden, con ,sus ideales y fine,s, con su actividad y su his– toria, y 1 esto •en la predic,ación e instrucciones, por medio de escritos sobre la Orden 24 y con– versaciones privadas. A los verdaderamente idó– neos se puede sugel'ir 1clirec'tamente el pensa– miento de hacerse capuchino, iy'aún, según ía.s drcunstancias, se puede y s,e debe ayudarles a la consecución de este objetivo. ~evo todo con absoluta v,eracidad, sin ¡pin1Jar1o todo de, ,c:olor de rosa y sin motivar falsas es;per1anza,s ,en los cahdi!datos, y al mismo tiempo ,con pmdente re.:. ser"la, ,sin familiiard.zarles indiscretamente 1con todas 1'as cosas ,de la Orden; sin importunidad· y sin usar todo el arte de• la persua.si• ón, par~r no causar la impresión de ,que ,la Orden no· puede prescindir 1de los ,candidatos y ,que por ,ello·· lies agradezca su en 1 trada. En cuanto al juicio sobre la fdoneidad ya se han dado en las anteriores meditaciones las normas que ihan de s,eguirse, pero además «á:tien– dan sobre todo a las predisposiciones 1cie familia que los ,candidatos llevan -consigo, pues rarísi– mas ,veces ocurre ,que la misma educación reli– giosa extingue los vicios adquiridos por her,encia, los cual,es reviv,en más tarde ,con perjuicio de la O11CÍe!In 25 • b) /',. las palabras propagandísticas se debe unir el ,ejemplo personal, al que es inherente una -48 -

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