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~nt:ud de la Or1d!en, según lo dicho, prued-en te– nerse verdaderamente como medida del espíritu de un capuchino. La falta .de interés ,en esta cuestión den.otaría una grave carencia de, amor de Pios y de celo po,r las almas; sería una señal de que se había llegaldo a ser más o menos aj·eno a la Ord 1 en. El verdade,ro celo no carece de me– dios ¡y ,caminos para su actua!Ción. PUNTO 2. 0 : MEDIOS Y CAMINOS ,,CONSIDERACIÓN.-En el trabajo de propaganda d,ebe tenerse por principio que no es lo más i:m– portante •en los candidatos a la-Orden la canti– dad, sino la cali!d:ad. Nuestras Oor:nstituciones ,escriben ,que, ,«ide.siean que ,nuestra Orden crezca más caida día en vir– tud, perfección y espíritu que en número, porqu{l mny bien sa;bemos que, según la Verdad ir)¡j'a– liqle,; <,son muchos los llamaidos, mas pocos los escogidos~, y recuerdan que el Seráfico lPaidre, p0co antes de morir, preldijo qu,e nada puede dañar tanto a la pum observancia de •la Regla como 'la muchedumbre de frailes inútiles y sen– suales (7). Pío XI amones.taba· a Jos capitulares del LXXII Capítulo General: «¡Sed rigurosos! l{ay que alejar el peligro de ,que elementos que d,e ninguna manera son •aptos para la vida r-eli– giosa. puedan el}trar en las comunidades, pues no traen ninguna utilidad, sino, al contrario, ser– virán .$~lo de impedimento y escándalo y ún1- camente .traerán daño . y pérdida» 23 • Una triste experiencia lo confirma y no poco ni en último lugar 1as salidas alarmantes y cada dia en au– mento. -47-

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