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nos hagamos antes QJe ,tiempo ine,pt.o;s púra los trabajoo propios de nuestra vocación. ,Asimismo debeJnos. ,cons,id€rarjcomo una ·santa oblig;a-ción, el vet . la. manera d.1e d•e~rroll~r C!>nstantemente los talentos que D10s:r.nos iba :dado y, según las .indicaciones de l.a obe:diencia, ponerlos í.noogra– mente ai:se,rvicio die la Ord,en. Mas si ct,e19pués de. -la profesión nos J:i.a. sobrevenLdo la enf,erme– daid; o. un estado ,ac;tú11coso llevémoslo con callada resignación y ofrie:zcámoolo ,en sacrifi,cio al ama-· dtY Dioo por los Jnbe11eses de 1a Orden, por su cre– cimiento. interno y externo; y por su apostolado. µa Orden no· sólo necesita ,ct,e hábiles. ·obreros, sino también. de religiosos sufridos y de oración,. <PUNTO 2. 0 : BUEN C,AR,ACTER Y PURJ\S COS'rUl\W:R,J!lS , 1 Q0N'SIDERACióN.----Más importante aún que la salud y¿ el talen'to ,en el probl,ema ide la vocación son }a í,n¡dole del carácter y estado moral del can- di,qato reUgioSQ. _ a) Hay disposiciones de carácwr <iue, si son muy pronunciadas, illlhabilitan para la vida fr.anciscana. Entr,e ,ellas podemos enumerar J.a piedatj. exaltada y -exagerada, sobre todo si está unLda con una rígida testarudéZ; eJ despotismo y 11ebeldia, que neV1an ,en la sangre eJ afán.,de.,cri– tica y el espíritu !de -contradicción; el g.ento in– triatable· ¡y falto de. dominio, que con nadie s,e enitien4e; el ,egoísmo quie en .todas.,las ,cosas sólo .busca l.a e~altaición de su propia ,persona y en toda$ pa1ctes reclama derechos,· sin miramientos para los demás; la. f-alta de .sinceridad de la, que: par,ecen ser una segunda natumlieza la mentira y -40-