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berbios, pero a los humildes da la gracia» (Sant:, 4, 6)": }>ero ¿,qué es el hombre que entra en com– petencia con Dios, el .hombre sin gracia? b) ,Aún hay que añadir otra cosa para nos– otros ,capuchinos. Nuestra Orden está ,conscien– terüente y del todo fundada en -pobreta y hu::. mildad. Nuestro ,nombre de «Frailes Menores» lo demuestra. «Mis r,eligiosos son Jlam.ados Frai– les Menores-de-cía nuestro santo Padre'---para que no presuman de hacerse ·mayores. su vóca"" oión los llama a permanecer en el Jlano, Sigüien;.. d-0 las pisadas de la humildad de Cristo, para que al fin en la exaltación de los 'santos sean glorificados» 5 • Nuestro vestido, nuestra: habita– ción y nuestro modo de vida nos colocan ,en: la clase de las gentes humildes y sencillas. Los usos de la Orden/como el ponerse de rodillas, y besar el suelo, el decir la éulpa, o el pedir permiso; el (sit amore Déi) (sea por amor de Dios), después de recibido un favor, y tambié.n una censura; uma reprensión. y en. otras muchas ácasiones, stm expresión de humildes se1r1timientos. La Cdns:.. · titución de nuestra Orden, la designación de ·1os Superitires como guardianes Y ·servidores de sus frailes, la limitada duración de los cargosj qut,e::. ren reprimir toda ambición y autocracia. Nues– tro apostolado eri su estilo sencillo y llano, subC:.: ordinadó al clero ordinario en la ·&ura de alIDás, en su humilde posponerse aun errtri.e otros reli– giosos, debe, según las palabras de nuestras Constituciones, llevamos «al último Jugar éri la Igiesia militante» 6• Es, pues, comprensible que el orgullo no combatido y domin'adO no puede sentirse como ensu casa permanectendo ,en nues– tra Orden, y que pueda dar lugar a graves crisis de vocación y aun al rompimiento con la Orden. -- 371--

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