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y sintetizando, queremos expresar brevemente el sublime pensamiento cie nuestra vocación, po'– demos muy bien hac,erlo en dos palabras: hufda del mundo y apostolado del mundo. PUNTO l.?: HUIDA DEL MUNDO Co~srn~RACIÓN.-a} Ya sólo externamente· se manifiesta en nosotros, · los capucbinos, más que en otros muchos religiosos, una gran distanci:á, una mayor diferencia del mundo enteramente deliberada• .Nuestros conventos, según la ordenación de nuestrás Constituciones, deben estar de ordina– rio :lejos de 1a agitación deI mundo (100) y di– ferenciarse por su humilde construcción de los palacios de los ricos y distinguirse como «casas de 1os pobres, mendicantes, ;peregrinos y peni– tentes»· {101). Nuestro vestiqo se difere:pcia tan-: to del de las gente¡;¡ del· mundo y J;ias-ta del d,e los.·. clérigos seculares, que .sc)mos· una extraña aparición en las calles modernas. Ha.sta hemos cambiado el nQmbre que nevábamos en el mun– do, y, según la antigua costumbre ca,puchina, no debemos añadir a este nombre religioso· el nom– bre o apeJlido de la fami1ia, para que así se 'ma– nifieste también ,externamente el desarraigo de la familia de la cual .desce:rfdemos 1 . Ciertamente que el aislamiento del inundo, el hábito extraño y el nuevo nomb're no hacen to– davía al capuchino fugitivo· del mundo. Estas exterioridades son sólo un· medio y un símbolo de la huida y aislamiento interior. b) En ,éfecto, el desasiiniénto interior del mundo se realiza por medio de los tres votos re- - 363 -

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