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ser nuestro modeló y nuestra cooperadora en nuestro apostolado franciscano. PUNTO 1. 0 : NUESTRO MODELO CoNSWERACIÓN;-¿No suena ,extraño que María sea modelo en el apostolado? Ella figura e'll la historia de la salvación como la mujer callada, como la mujer silenciosa más excelsa. ¿Dónde, pues, se destaca? ¿Qué oímos de su boca? Y, sin embargo, es modelo pl'ecisamente pam ,nuestro aposto1ad0 franciscano. a) Un escritor espiritual]¡ de nuestro~ días es,cribé muy acertadamente: «Ert ningún corá.;. zóh humano se ha realizado el santo silencio divino ,como en María, y cuando habla ,es en e1 Espíritu Santo» 39 • Dos veces se dice en el· Evan– gelio: «María guardaba todo esto-Se refiere a los grandes acontecimientos de la Redención--':V lo meditaba e·n su corazón» (Le., 2, 19, 51r Tal era su costumbre: guardar los misterios de 'Dios, cuya confidente fUé como ningún otro 10 ha si– do, ,en silencio y con fidelidad; meditarlos, en la oración ·y luego, a impulso del Espíritu •Santo, manifestarlos •a quien Dios quería iniciar en ellos. Así, ,encasa die 1 [a agraciada familia sac~r– dotal en desbordante plenitud del Espíritu abrió su boca en el glorioso Magnifi.cat y con ello hizo posible una profunda mirada a la milagrosa actuación· de Dios ,en ·1a ·historia de 1a humani– dad y de la Redención. Así comunicó induda– blemente a los evangelistas San Mateo y •San Lucas Ja infancia de Jesús, los tiernos misterios cuya única y callada testigo había si.do . Sin ella no sabríamos nada de lo que a la Navidad hace ~ 351 -

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