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vuestros pecados» (Sant., 6, 16). Bienav,entura– dos los ,que murieren en penitencia, porque esta– rán en el reino de los cielos. ¡ Ay de a,quellos que no muer,en en penitencia, porque ,serán hijos del demonio, cuyas obras hacen (Jn., 8-, 44), e irán al fuego eterno! Guardaos y abste– neos de todo mal y perseverad hasta el fin -en el bien» 18 • Es ésta una senciilliez de lenguaj,e difícilmente superable. Otra cosa qué caracterizaba la palabra habla– da de nuestro iPadre, y que este ejemplo -nos deja sin duda ~ntrever, a 1 1 menos débilmente, es el calor y unción, y -la energía y poder que en ella radicaban. PUNTO 2.º: CALOR Y ENERGIA CoÑ"síDERAcróN,___.:._JCelano, que conoció y oyó personalmente a Franciséo, no se ,cansa de hacer resaltar el ardor y ,energía de sus expresivas pa~ labras. <<El incansable caballero de Crisl;o;_______.es– cribe'--recorria las ciudades y los pueblos• anun.,. ciando el reino de Dios, no con palabras persua'– sivas de humana sabiduría, sino ,éon la doctrina y gracia del Espíritu Sianto» 19 • Era su palabra como dardo encendidó y agudo que penetraba lo más hondo del corazón 20 •. Este fuego era algo más que temperamento meridional. «Donde,quie~ ra iba Francisco;__.,escribe el Seráfico iOoctor'-'--, a todas partes le acomp:afí:aba ,el Espíritu ·del Señor, que le había ungido y envi31do, y el mismo Cristó, virtud y sabiduría del Padre, está con él» 21. Amor de Dios y entusiasmo por Cristo era Iá - 334 -;

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