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:Nuestro Padre General Donato de Welle• seña– laba principalmente como una grave obligación de los superiores ry educadores la sólida instruc– ción de los hermanos. En su insuficiencia ve él una de las principales causas die las muchas sa– lidas de la Orden. «No es de maravillar que a con– secuencia de ,este abandono su v 1 ida se haga pu– ramente material o enteramente superficial y que ya no comprendan ,el significado de su vo– cación y d•e su misión» 14 • También nos ensefia ,esta meditación que la predicación .franciscana ,en su forma primitiva, esto es, la exhortación sencilla a una vida cris– tiana, es y queda, según el deseo de nuestro .Pa– dre, ,cosa de todos, aun de los hermanos legos. ¡Con cuánta frecuencia tienen ocasión. de •decir una. buena palabra instructiva, aleccionadora, de consejo, consoladora y estimulante en la por– teria, pidiendo limosna, ,en las visitas, con oca– sión de ,encuentros ,con las gentes del mundo y en sus cartas! ¡(;Uántas bendiciones produje– ron con sus sencillos y breves «sermones», pero enteramente ll•enos de Dios, un San Félix de Cantalicio, un Beato Crispín de Viterbo, un Fran– cisco de Camporosso, un San lgnacio de Laconi, un San Conrado de Parzham 15 • · Acaso más que todos los Padres de su ,convento. PETICIONEs.-¡Padre mío San Francisco!· ¡Haz que todos nos,otros ,como tú, enteramente llenos de Cr'isto, prediquemos a los hombres solamente a Cristo, y «a Cristo crucificado» O: Cor., 1, 23) ! - 331 -

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