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b) . Por,,falsas•. y reprochables intenciones se– r:ía llevado al ,ccmvento quien ,quistera ir única– m@te por cQndesc,ender. a la presión o deseo. de lo.s pa,ctres, por ,estar eXiento de los cuidados tem– porales y tener Jtsegurada su existencia, por :re– huir las dificultades ,en la familia o en la vida prqfe.sJon:al,, por.,. conseguir oficio y 1dignidades. En.1,este caso Jaltaba. la prime,ra y más impor– ta:q;te señal ·de una verd,adera yocación religiosa. ];>,,ero ¿por qué la J;glesia considera precisamente la recta intención como fundiamenta:l? PUNTO. 2.°: IM!PQRT,ANCIA P:E! LA. RECTA INTENCION CGJ''l"SIDERACIÓN.-'-U) La intención, el móvil de nuestro obrar, desempeña un papel decisivo ,en toda la vida moral. Es verdad que la buena in– tencü,ón. nunca a;u.toriza. una acción mata po:r su naturaleza, por ejeniplo, la menLlra, pues la in– tendón no justifica ,el medio. Pero la buena in~ te1,1ción eleva coínsiiderablemente el valor moral de .una acción ya en sí buena, por ej,empio, una obra de caridad. Cuanto más pu.ras y nobles son 1'1:Uestras intenciones, cuanto más elevados y san– tos son nuestros móviles, :tanto más "lfa1iosas son nuestras acciones. iPor el contrario, aun 1a acción en: sí ;óptima, pierde enteramente o en parte su bo;n ,d.ad mora1,,su valor moral ante Pios por 1a mala o Jdefe ,ctuo.sa intención. «ET hombre miria la.externa apariencia, mas Dios mira el corazón» {Sa,m,., 16, 7). b Y 1Con razó~. pues, exige también la Iglesia para el ingrieso en ,er ,estado religioso expr-esa– mente y en primer Jugar 'la recta intención. Quie- - 33 - 2

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