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divina palabra, sobre todo por medio de la me– ditación y de la lectura espiritual. Es una siem– br:a abundante de buena semilla. ¿Da fruto, al menos de treinta veces más? ¿Por la medita– ción diaria, como quieren nuestras Constitucio– nes, es «iluminado el entendimiento e inflama– do el corazón« (60), esto es, nuestra total com– prensión del mundo y de la vida s,e hace más y más sobrenatural, nuestra aspiración a la per– fección y nuestro·celo por las·a1massonmásac– Uvos ·:v más fuertes? srno es así,. falta la ~i,erra en l}µestra alina, es culpa .. de nuestra. :distIªC.– ción,,. de .. nu~tro derramamle:t1to.y temdr.·ai sa– crificio, de alguna inc1inaci9n desordenada co– nocida y no co;mbatida; ¡Esforcémonos por. ,el recogimiento e interioridad a los q11e, tan . .eyi:ca,– recidamente nos exhortan nuestras Constitucio– nes! (66). ¡Permanezcamos fieles a nuestros pro– pósitos de la meditación aun cuando ello cueste algún sacrfHció, alguna abnegación! •¡No haga– mos paces con ninguna de nuestras inclinacio– nes. desordenadas y sobre todo con nuestra.,:pa– sión domi'1ruhllte! Entonces. descubriremos pr,onto la tnte:nsac•Colaboraetón del Divino Seml)rador en los trab.ajos y luchas por su reino. PETICIONÉs.-,:..:.;Resuelto de nuevo ·a la lucha y trabajo por ,el reino de Dios, pido hoy humilde y confiadai:n,ente con la Iglesia: <qLevántate, Séñot! ¿Por qué duermces? ¡.Levántate; y no nos rechaicés pará: siempre! ¿Por ,qué apartas tu'ros..: tro y Olvidas nuestra tribulación? ,Pegado··al sue– lo esté ;nuestro cuerpo. ¡Levántate,;ob Se:ñor! ¡Ayúdanos y redimenos ! (Intr.) Especialmente espero e implo:ro el poder y la fuer,1:a de fa gracia eucaristi-ca. «Me acercaré al altar de Dios, a Dios, que• alegra mi juventud» (Com:). - 319 -

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