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su cruz y sus sacrifi.cios del día de trabajo, los achaques de su edad, sus dolores~ sus .fatigas, su obedecer humilde, su silencio, su paciente,so... portar a los d,emás. .Así, ,con su órar y su sacri~ ficio callados se Cónvi,erten en ocultas fuentes de fuerza y bendición para los trabajos apostó– llcos · de sus hermanos en religión y de otros. Cristo prosigue en ellos su pasión y muerte que sola redime al mundo. Nuestro Padr,e San Fran– cisco dijo para ellos unas palabras sumamente consoladoras: «Cuando sus almas sean presen– tadas por los ángeles, ante el tribunaif del Señor, Este les hará patente el fruto y la recompensa de sus trabajos, ,esto es, la multitud de almas que se habrán salvado por sus buenos ejemplos, . por sus oraciones y por sus lágrimas, diciéndo– les al propio tiempo: Amados hijos míos, todas ·estas almas se salvaron por vuestras oraciones, penitencias y buenos ej,emplos. Otros predica– ron y trabajaron con sermones debidos a su vana ciencia; mas Yo, atendiendo a vuestros méritos, he procurado sacar de ellos mucho fru– to de salvación. Por tanto, recibid el premio que corresponde a vuestros trabajos y qu,e es fruto de vuestros méritos, o sea el reino eterno, que habéis sabido arrebatar con la violencia ejercida por vuestra humildad, por vuestra sencilJe~ :y por vuestras lágrimas» 45. · PETICIONEs.~«Señor, te ,entrego mi cuerpo con todas sus fuerzas. Que sufra todos los dolores que quieras imponerle por la salvación de las almas. Te entrego también mi alma con todas sus facultades. Que soporte todas las amargu– ras que Tú qui,eras h:a0erle aguantar por la salvación de las almas. Lo que siempre en mi -' 313 -

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