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entre infieles! guiados ya por el bien de los prójimos, ya por el deseo del mar.tirio. Solicitar esta ,obediencia de los superiores lo juigaba ser muy agradabie a Dios» 21 :;• .A esto responde ta111.bién la pruden~ redac– ción del ,capítulo doce de la Regla definitiva: «Si algunos de los frailes, por divina inspiración, quisieran ir entre los sarracenos y otros infie– les, pidan licencia a sus Ministros Provinciales; mas los Mi:Qistros a ningu;no. den licencia de ir, sino a aquellos que vieren sel.1 idóneos para ser enviados» (c. XII). .Francisco no hace objeto de un prec,epto ni de una exhortación directa el apostdlado d,e los infieles para los particulares, Está firme~ mente convencido de ,que el espíritu de la Regla con su palabra y ,ejemplo impulsará a muchos con santo id,ealismo a ,esta gran obra, de ma.-: nera que su celo necesitará de, una prudente regulación por 1os Ministros: ¡,Cómo le ha dado la rázón la gloriosa :historia franciscana de las misiones! Y.a en el siglo XIII los hijos del Banto misionaron en casi todos los países del mund,o entonces conoddo y así ha sido hasta el pre– sente. Todavía hoy la Orden franciscana está al frente de todas las Ordenes misioneras. Se ha cumplido la visión referida por los más anti– guos biógrafos: «Una cruz de oro salía de la boca del Santo, su punta tocaba en el cielo y los travesaños se .extendían hasta los confines de la tierra» 24 • ,APLICACIÓN.~Pío XI en su carta a nuestro Pa<ir1e General, con motivo del cuarto centenario de la Orden, hizo resaltar especialmente Ilos méritos d:e la Orden en las misiones entre here– jes ,e infi.eles 25 • Lo que nuestros Padres han tra- - 292 -

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