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ros, trazó en el suelo una cruz 'cuyos brazos se– ñalaban los cuatro puntos cardinales. Era el sítnboio cle la vécación misionera universa¡ de su pequeña grny apostólica. Cuando él mismo pocos años después toma el camino de' los infieles una y otra vez a pesan de todas las difi~ultadés, es esto para él algo m:áSq1;Hl·una,empre§a·.petsonal. El debíaSerpara lós su,yos una ürientación y un estímultk De hecho, ya •en J218 envié a Siria 1'a primera tan-" da de misioneros y · un año más tarde sus frai– les actuaban como misioneros activos ,en las di– v-érsaá.•ciu.d.ades del suiianato sirto. Sim1Jltánéa– menté ,con>Jos mensajeros de la fe destinados al Oriente habta enviado por ti,erra cinco frailes a ius sarmc,enos de España y Marruecos. Cuan– da,,él 16 de enero de 1220 sufrieron el martirio, los primeros entre los Frai'les Menores, por mano del sultán, «Francisco se alegró ct,e su martirio y exclamÓ, lleno de,a1egría: A:hom .puedo •decir con toda -verdad que tengo cinco Frailes ~eno– res» 22 • Al año siguiel:'.lteenvió cie. nuevo a Ma,, rtuecos a Fr. Daniel con seis compañeros, que tambien derramaron su sangre por .Cristo en Ceuta y pro;porcionJar'6n un nuevo w;lunio a nuestro Padre. El apostolado entre los infieles era precisa– mente para él ei'ideal al que.debía aspirar todo verdadero Fraile ·Menor, ya que. con· 'ello puede mostrarse del modo más espléndido, con fr,e– cuencia hasta por ia entrega de la propia san– gre, el'ºamor caballeresco y pronto. al sacrificio a Cristo y a las almas redimidas con su sangre. «La .más grande obediencia-,-'"escribe Célano-, en la ,que 'la carne y la sangre no tienen parte alguna, creía .ser aquella por la cual se marcha - 291 -

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