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ner castigos, Ja prudente severidad con la pa– ternal caridad fraterna, de manera que «la mi– sericordia y la verdad se hallen siempre juntas» (22-'227); y, sobre todo, a pensar<que «son sier– vos y ministros de todos los frailes» , y ,que <<han d,e atenderlos y servirles en todas sus necesida– des, máxime en las espirituales a ejemplo de Cristo, que vino a ministrar y servir y .aun a dar su vida .por nosotros» (217). Si. superiores y súbditos··sinceramente se.res~ petan y 'veneran unos a otros, 'tampóeo faltará a la r,elación •entre Superiores y. súbditos U.fila segunda cualidad. PUNTO 2.º:. CONFIANZA MUTUA CoNSIDERACióN.-a) La verdaderarelaci{m .de confianza entr,e dirigBntes y dirigidos es d{)cisiva para Ia existencia, desarrollo y progreso ele toda sociedad. Ni p:r,endas persona1es ntrecursos ex– teriores pulden sustituir la mutua confianza. Donde ésta falta, hay una apacible convivencia, una colaboración provechosa que no puede du.,. rar. Una interna unidad de alma crea precisa– mente n:o sólo autoridad, sino autoridad con confianza, b) Esto tiene aplicación, sobre todo, a la éo– munidád conventual. Es una sociedad familiar religiosa dentro del cuadro de la gran familia divina. Su autori'dad tiene prinéipalmente un carácter paternal,·· y su obediencia un carácter filial. Pero por eso también deben depender de un modo especi 1 al de Ia confianza. e) ¿No se rec,álca todo esto de propósito en Ia comunidad franciscana? Nuestro santo Padre - 267 -

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