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mildemente se acusa y con placer cumple el cas– tigo de su falta. Bienaventurado el siervo ,que no tiene propensión a excusarse y sufre con humildad afrentas y reprensiones por el pecado o defecto en que no tuyo culpa» 34 • Además de ponerse de rodillas y pedir perdón, hay también otras muchas costumbres capucbi– nas, como besar las manos, besar el suelo, que son una expresión de respeto. ¡Conservémoslas fielmente! Hechas con verdadero espíritu son un robustecimiento de este mismo espíritu. Pero nuestro respeto s,ea si,empre sincero, viril y lejos 1die maneras se,rviles, de indignas lisonjas y adulaciones. Que no sea un culto personal, sino s,ervicio de Dios. Mas los Superiores deben también procurar seriamente no .,dificultar humanamente dema– siado el respeto de sus súbditos, antes bien de– ben infundirles resrpeto aun puramente humano con toda .su persona, principalmente con su in– dudable fidelidad, con su absoluta justicia e im– parcialidad y coa su.innegable desinterés 35 • En cuanto esté de su ;parte deben tratar eon la más sincera estimación a todos sus súbditos, sin ex– cepción, desde iel ,Padre más anciano hasta el más joven Corista o Hermano, como a hombr•es que se han consagrado a Dios y que a pesar de todas las flaquezas humanas están, sin embargo, en general, ciertamente animados de buena vo.:.. luntad y de un noble afán. - Esta estimación y respeto enraizados en la fe los determinará a no obligar •con el duro pre– c,epto de obediencia sino cuando se :ven forzados por la necesidad, según amonestan nuestras Constituciones (228) 36 , ,a unir en el oír la cul·pa, en la solicitud por los e;xtraviados y en el impo- _:_ 268 -

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