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frailes visiten ry amonesten a sus frailes y hu– milde y caritativamente los corrijan» (c. X). APLICACIÓN.--. Nuestras Constituciones saben que la reverencia a los Superiores en la prác– tica muy fácilmente choca con su parte humana, tal vez porque son jóvenes y sin exp,er1.encia, y, de todos modos, con sus faltas y singularidades. Por eso nos recuerdan las palabras< de nuestro Padre San Francisco: <(El .súbdito no debe con..– .s:iderar en su Prelado a un .hombre. sino a Aquel por cuyo amor se .ha sujetado. Cuanto más bajo es el que preside, tanto más meritoria ,es la humildad del .obediente» 33 ( 6). ;Nunca encon– traremos Superiores, .,aunque fueran· santos, qu,e en todo nos sean simpáticos. ¿Dónde queda, de no ser así, .el mérito de la obedi-en•cia? Nunca olvj,demos tamwco a qué Superiores U.ene que subo.rclinarse uno cC>'n frecuencia ,en •el mundo. ¿,Qué ·supon,e, en . cambio, en la mayoría de los casos nuestra obediieµcia r•eligiosa a Dios pro– metida? Nuestro respeto a los· Superiores se prueba so... bre todo cuando recibimos una reprensión. Nues– tras '.Constituciones amonestan.: 1«Cuando los frai– les fueren por los S1Uperiores reprendidos y co– rregidos, arrodíllense, según Ja loable costumbre de nuestros antiguos y humildes Padres, ry con pacienci 1 a .sufran toda reprensión y corr,ección, y no contesten con arrogancia, o, por m,ejor de– cir, de ninguna manera se atrevan a responder al Superior, máxime en los Capítulos o ,en el re– fectorio, sin haber antes ped:ido y obtenido la liciencia» (229}.. Este ,es el espíritu de nuestro Padre, que asi amonesta .a su frailes: «Bien– aventurado el siervo que, reprendido, benigna– mente se conforma, se sujeta modestamente, hu- - 265 -