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de vivir. Esta vilda de comunidad tiene un valor peculiar para la aspiración personal a la per– fección. :PUNTO l.º: LA OOMUNIDA:D NOS HJ\CE LIBRES P,AR,A TENDER A L,A PERFECCION CoNSIDERACióN.~¡Qué preocupadísimo por los cuidados temporalie:.s está generalmente el que depende s(>lo de st! Preocupaciones por la vi– vie,nd1a, por el vesmdo, por la comida, por la ins– trucción .. y por ,el porvenir, por sí mismo y por su familia. Aun vivlendo como ~oUtario no podría librarse enberamente die ,estas preocupaciones.... Es ver,ctaid que con todos estos cu,idaidos ,es com– pwtible µna vida r€ligiosa y una aspiraición ,mo– ral SElriá,{; :de.lo . ,contrario, la mayor parte de, Jos hombres tendrían que cle,sesperar d,e la salvación. Pero es asimismo cierto que a todos ,estos inte– reses ternenos debe consagrar.se casi todo ,el ti-em– po !V casi t:Qdos los pensamientos y proyectos, fatigas y preocupaciones, sobre todo ,en ti<empos de general necesidaid, y, por tanto, para quienes aspiran a ,cosas más e1evadas, significan un im-. pohante obstáculo,y hasta para muchos resul– tan e.seollos contra los qu,e se ,estrella toda aspi– radón ,el,evada. No en balde habla el Salvador de «110s cuidados delsiglo)) qu,e ahogan :ia semilla de la palabra divina (Mt., 13, 22). ¡Qué ventajas nos ofrnce, en cambio, la co– munidaid conventual! En ti,empos d!e necesidad las experimentamos dob1'emente. No estamos ciertamente dispensados del trabajo; ya corpo-' ral, ya espiritual, pues la comunidad interesa a - 2i6-

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