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si se le viste ,ct,e púrpura, apar,ece aún más su palidez. Este es, pues, el ,verdadero obed.iente. No· p!'iegunta por qué se Ie rnuevé, no nlira dón" de le colocan; no pide que se le cambie; subli– mado a una prelacía; · ,conserva, la ·ñum:ild:ad ; cuanto más se le exalta, más'indigno se juzga» 9 • Por •esto también Francisc6'sólQllamaba «san– ta obediencia» en. pleno s,ettUdo Jo ;qu,e .a uno se ordenaba Sin habetJo :pedido; Jo concedido por petición. iLo .conslderaba .úni,ea,mente. ,como un peraniso 1 'º· Por 1a misma razón:, insiste.:. «Si el reUgios,q antes ,de oír la voz ,de'l superior.,llega a :adivinar su voluntad; a1 instante se debe ·po– ner a cump;litla y ,ej:eeutar/lo que adivina en el superior» 11• • b} Que ,esta ob;ediencia sin propia voluntad debía ser simpI-ernente una entrega absohlta a la voluntad de Dios, lo expr,esó nuestro Padre / en unas palabras solamente compr,ensifües en su boca: «La santa •óhedienciá ahuyenta. todos . los antojos y veleidades de la carne y mantiene el cuerpo sujeto a la obediencia ,del espíritu y a su hermano . y a· todos los hombres de , este mundo, y no sólo :a los hombr,es; .mas a,las,bes- . tias y fieras para,que hagan de él lo que.quieran, cuanto les permiti•ere desde arriba el Señor» 12 ; ,Al fin y .al ,cabo, como .la pobreza, castidad y todas las ,cosas, también la ob'ecti,encia no.r.-era para él más qué amor de Dios;, como lo atestigua su saludo: '<q:Dama: santa,Garidad! Dios,te guan,. de con tu hermana Ja,santá 1 Obediencia» 13; Este éoncepto die la -0bedi'iéncta 16' encontramos b:revé 'y acertadam,eht:e e,q:>résado en 'el éapí~ tulo :dé,cimo de ,1a 1 ,Régla: «LoS 1 ftailes súbdiWs acué"rdense de que >por' a:mt>r: a::é Dios negaron las propias voluntrud!es». , · - 244 "'---

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