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ligioso-moral y precisamente a causa de sus es– peranzas mesiánicas. El Espíritu Santo desd.te su más tempr.ana in– fancia debe haber oríentado ,el corazón de Maria hacia el ideal de, virginidad. consagrada a Dip.s, por supuesto sin manifestarle su relación ,¡:on Cristo, como lo demuestra la admirable y resuel– ta contestación a la embajada del .ángel: «¿Cómo podrá ser ,esto, pues que yo no conozco varón?> (Le,, 1, 34). Esta vi:rginid:ad libremente elegida y consa– grada a Dios •con amor de esposa, como nafüe antes ni después de Ella lo ha hecho, no .se perdió con la maternidad, sino ,que encontró en ella, como en su último fin, su más alta glorifi– cación y perfección 39 • ,!\.si, en Maria, de una ma– nera absolutamente única está unido todo 1o que hace a la mujer digna d•e respeto para el hombre: virginidad .y ma,temidad. «Santa Ma– dre de Dios, Santa Virgen de las vírgenes>, or.a la Iglesia ..en una aspiración, y se agota en,.en– salzar esta maravillosa unión de la perfectisima virginidad con. •la más au~ntica• maternidad: «Madre purísima, Madre castisima, Madre invio– lada, Madre 'incorrupta, Mrudre inmaculada>. ¡Qué estimulo para la castidad se encuentra en este caso al levantar .la vista a la imagen de la Virg,en - Mrudre ! Virginitatis magist'rra (Maestra de la virginidad.), llama San Ambrosio a . . María. El trato intimo diario con Ella hace cén'- teJlear siempre radiante ,e1 ideal de la virgini– dad ante nuestra a1lma. Este rayo de luz d•es– ti,erra o refrena desde lo alto los oscuros pode"" res de la impura pasión y despierta todas las nobles energías del alma para la lucha por el ideal. - 224 -

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