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cios que precisamente la fidelidad a la castidad cáda dia ·exige de nosotros. La fuerza para que ,esta resolución se con.,. vierta ,en hecho, es el fruto del santo sacrificio que en su total plenitud se nos da en la co– munión. PUNTO 2.º: LA COMUNION EUCARISTICA, FUERZA PARA EL· SA;ORIFICIO PROPIO CoNSIDERACIÓN.-a) 'l"io cabe duda de que la re– cepción del sacramento de la santísima carne y sangre de Cristo obra. ,como curativo en nues,--: tra naturaleza·• herida por ,el .pecado original, que sobre todo refrigera la «fiebr,e de. nu!=)stra carne» 3 '3. «S!i. én alguno a11de la pasión_.escribe San Crisóstomo..:....;,corra entonces a esta fuente y extinga ,el ardor». Con predilección los Santos Padres llaman la atención sobnr la mujer que paid,ecía un flujo de sangr,e y que fué curada por el crey;ente tacto de las vestiduras del Salva~ dor CLc., 8, 44). ¡Cuánta mayor fuerza curativa, dicen ellos, procede•rá die la carne y, S{),ngre dfl mismo Cristo, que no .sólo se tocan, sino que se comen ,y beben! En particular, en las oraciones litúrgicas se trata continuamente de la virtud curativa de la Santísima Eucaristía. Asi, todos 1os días r,ezá;– mos inmediatamente antes de la-;Cmmunión: «La receipción de tu ,cuerpo, Señor mío Jesucristo, que yo indigno pretendo recibir... por tu piedad me sirva para defensa del alma y. del ,cuerpo y para al-canzar rem~dio». En la misa de Ja. In- . maculaida pedimos también: «Señor Dios nués,. tro, los sacramentos que hemo~ recibido curen - 218 -

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