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sus consecuencias, el decaimiento y la debilidad de ánimo. Cristo reúne en su condición humana todos los rasgos específicamente mascµlinos, esto es, pensar 'lógico, fuerza de voluntad y va– lor combativo, en perfecta >armonía con las cua– lidades específtcamente femeninas., a saber,.pro– fundidad de sentimientos, tierna compasión.con la ne,c.esidad ajena, amor servicial y que se re– nuncia a si mismo, paciencia y longanimidad. · 1En esta parti-cularidad universal de Cristo po– demos y debemos crecer interiormente más y más en el íntimo trato con El 1131 • Hasta dónde es esto posible· lo vemos ,en nuestro Padre San Fran.cis,co y ,en tantos hermanos nuestros en religión que fueron, no hombres atrofiados ·Y débiles, sino hombres verdaderamente perf,ectos en Cristo. APLICACIÓN.-Todo lo expuesto nos. hace nue– vamente cotnpr,ensible por qué nuestras Consti– tuciones insisten tanto no sólo en un amor ge– neral a la oración, sino también precisamente en la amorosa IY viviente unión con Cristo (c. 3): «Cada día alhondar y arraigarse más y más en el amor de Jesucristo», debe ser el propósito de los nuevos prof,esos (31). «Adquirir la· luminosa y ardiente caridad de Cris~o» debe ser el primer anhelo de los estudiantes (189). Procurar «1con, todo cuidado grabar en sus corazones al bendito J,esús y darle pacífica posesión de sí propios» debe ser la primera preocupa,ción del predica– dor (205,). «En Cristo pongamos nuestro pensa– miento, consideraición e imitaclón» {254). El amoroso trato con Dios, con .el Salvador, en la oración especialmente, en las horas canó– nicas, ,en la lectura de la Sagrada Escritura y' sobre todo en la santa Eucaristía, debe haceT - 200-

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