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bres 3, el ,que conservara sin manoha su inocen– cia en medio de la loca vida juvenil. Los Tres Compañeros pueden afirmar: «Era naturalmen– te ,comedido ·en conversacionés ¡y ,costumbres». Y •el Seráfico Doctor atestigua: «Gustaba de la compañía de compañeros alegres y se entrega– ba en cuerpo y alma a sus amigos; pero prote– gido por el auxilio de lo alto no cometió pecado de la carne» 4. Cuando más tarde el mismo Francisco habla con lágrimas de su anterior vida «en pecados», se refería únicamente a sus alegrías juveniles en frívolas diversiones. Jamás se acusó él, que era la humildad y sinceridad personificadas, de ex- travtos morales. · b) Pero ¡qué formalmente debe de haberse·es– forzado Francisco después de su «conv'érsión» por conseguir· la pureza de corazón para ,que el amor de Cristo sin reserva haya llegado· a ser el ideal de su vida! El Seráfico Doctor escribe de •él: «Francisco vigilaba constantemente sobre si mismo poniendo sumo cuidado ,en conservar la castidad de su corazón y de su ,cuerpo» 5 • E.'n meditaciones posteriores veremos aún ejemplos de esta heroica severidad contra la carne y 1os sentidos externos, y sobre todo en su trato con mujeres.. ¡Qué maravilla, pues, que fray León, el íntimo confesor de nuestro Padre, tampoco des,cubriera en él ninguna sombra de impureza 6 , y que el esp1endor de su pureza, según el testimonio de Celano, glorificara enteramente su persona! «Oh, qué heirmoso, qué glorioso aparecía ,en 1a inocen– cia de vida, en la pur,eza de corazón, en su rostro angélico» 7 • APLICACIÓN.--Por el voto de castidad también -- 193 -- '1

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