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finalmente, elevó· expresamente·la unión natu– ral de los baut~ados a . imag.en sacramental dis– pensadora de· 1.ás gracias ·de su sobrenatural y mística comunldad.de 'Vida con la Iglesia (~., 5, M2~i . . - - Sin embargo, a pesar de ensalzar tanto el ltla-'– trimonio, el Salvador sefialó como ideal de la castidad· la· virginida:di ·Ubreménte elegida · «Por amór def reine de los delos'>. Un ideal,. a_ ia verdad, ni aconsejable· ·para todos, ni n:ríiebo ménos un deber, sino que más bi:en ·súpone uná - aptitud de natur.a1eza y. de gracia. :«No,':todds éhtie:nden •esto, sino aquéllós a quie1fes ha·: si/10 daido... :El que . pueda.·· entender qüe. '..entieridá:. -CJ.Mt., 19, 11/ 12). Era algo· entera.mente nuevo, aigo que el mun,do de rti;_ngúiia tnanera't;cmoeía. 'tan elevado er,a; el evangeliO d!El la castidad qué pafa ser eficaz neoositaba del heroico eje:inplo como de:inostrádón.· . . . . - o) Pero· -el Salvador vivió tarilbieh réalfuenllé el ,evangelio de la castidad. El ha pefs'Ó!Ili:ficado en toda su extraordinaria grandeza el ideal, la castidad! virginal. Eti:su prMH::ación en faeque débfa'tocar 'todas las circunstancias y .wéésos humanos; en su trato con las mujeres que le seguían y servian; con los enfertnds que se le ápifiaban. alrededor, rcon,1os pecadores:¡y pecadorás (!fllé'a·E1 se áco– -gían;·dondequi;er:a ·que· sea.· d.eseu;bnmos mooem;;. ciórn y 'bl'ev,eda:d, · d-elicadeza·. y ·r;rndencia; seri~.. dad y <discr-eción :y con todo amabili·dad :y bóné. dad ·muy lejos ae una manera de ser antipatica y mojigata,· ,·Recordemos solamente· 'la seriedád en ·tratar 'e'J: séxto mandan11~nto y. el ,fnatrimomo' en .-;~l Sermón de la Montafia .(1\/It., 5, 27;..;32),. la d.eli-ea- - 191 -

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