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en ninguna parte había repercutido tan desas– trosamente como en la degeneración de la vida sexual. La depravación moral en el antiguo pa– ganismo, sobre todo en el mundo -civilizado, fué verdaderamente, espantosa (v. tom. 1, 26). íPero también en el pueblo de la revelación por la fa– cilidad del idivor-cio se hicieron grandes concesio– nes a la sensualidad. ¡Qué falta hacía a este mundo, •en que Cristo ,entraba como redentor, el evangelio..1de Ia castidad ,en palabras y en. he– chos! a) El Salvador predicó el evangelio de la cas– ttd.ad .. ,Ante' todo purifica, ennoblece y santifica la institución de la familia y del matrimonio· descendiente {le Jas altura~ delcieló y querido de D\os. · · El miSmo Salvador quiso, aunque en. realidad no sea así, parecer ser concebido y nacido de modo ordinario en un matrimonio y en una fa– milia (Mt., 1, 16, 18). Qué gloriosa aureola ha conseguido para siempre con esto, lo atestigua hasta hoy la solemnidad de Navidad como la más hermosa fiesta ide las familias. :Después el Salvador pasó tr,einta años reci– biéi}do y dispensando bendiciones en ,el 'seno ·de una famma; su primer milagro lo obró en una b.ód :a (Jn., 2, 1-ll) y la consagró con ello como i.magen de su unión nupcial con ~as almas; de– fendió la absoluta castidad del matrimonio, til– dando ya como adulterio la mirada concupis– cente (Mt., 5, 2.7 s.); restableció la primitiva uni– daid e indisolubilidad del vínculo conyugal (Mt., 19, 1-3); ab_raza y bendice los frutos y alegría del matrimonio, l'Os hijos (Me., 10, 13-16); des– cn:be todo su obrar mesi.ánico bajo .1a imagen de una petición nupcial (Mt., f, 15; Jn., 3, 29),. y, - 1'90 -

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