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las maneras. ·por esto cae inmediatamente sobre él su sospecha. b) · El Salvador dió a. continuación a rue.•go de sus discípulos, la ínterpretación de esta p.a"". rábola: «El .que sf.embra la buena semilla es el Hijo>del ho:mbr;é; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino; la cizafta son los hijos del maligno; el enemigo que la siembra ·es el diablo» '.(Mt., 13., 37-39). Con marcada predilección, como lo muestra también la parábola del sembrador (Mt., 13, 1..9; 19-23), califica Cristo su· pr.efücación como una difusión de la buena semilla. Con su palabra, en efecto, cuando ·es fielmente recibida. srembra verdaderamente en lás almas Ja· fuerza vital del Espiritu Santo, la senrtna<del reino de Dios. Por esto puede designar. tfLmbién el fruto de su pa;;. labra, ,«[os .hijos del reino»; como buena semilla, Al lado de .ellos están .en el mismo ca;rnpo, •Como mala hierba ,entre· el trigo; «los hijos del ma.. ligno», que ti-enen «al\demonio por padre», por– que hacen. sus obras·. ( Jn., 8, 41, 44J Es el enemi -– go.de Crtstér y hace. arraigar el mal en las almas . por·medio de sus tentaeiones y atraictivos. Quien se deja engañar con sus halagos y peca se hace <<hijo del maligno», siervo·del reino de Satanás. Para. los colaborad~res dé 1Cristo en la prédi– c.a,ción ,de· Ja;c palábra· ñivina, Ios• Apóstoles, el conJuntode buenos,:t malos, del r€ino de Dios y del r.etno de Satanás, es algo sorprendente, un mistetio..Pero.•:Cr~fo.tuvo conocimiento del' si– Ien,cioso trabajo nocturno de su enemigo aun antes que se ,mfilltifiestase • a ios suyos. Hubie– ra podido evitarlo, pero no lo hizo porque su sabiduría sabe ,ponerlo .al servicio de sus fines.

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