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PUNTO 2.º: SENCILLEZ FRANCISCANA CoNsIDERACIÓ'N.-'-a) Sii Frari-Cisco tuvo por in– compatible con la pobreza evangélica la super– fluidad, con mayor ra,zón la preciosidad, sun– túosidad y opulencia. Así ,escribe· Celano: «Acon– seja:ba a los suyos qúe las habitaciones que fabri'– casen fuesen pobres, de madera y nunca de pie– dra, y de traza sencilla» 24 . «No sólo abominaba la opuhmcia de' tas casas, sino 1que tampoco to– leraba lo superfluo y de valor en 'los utensilios de las mismas. Detestaba cuanto, ya en -la mesa, ya en los vasos, sabia a mundáno, a fin de que todás las ,cosas hablasen de peregrinación, todas ,re,cordasen el destierro» 25 • ¡Qué sonoro y con– movedor •es aún hoy •el sermón de las' Cerceri, Rivotorto y tantos otros c,oo.venticos dé la primi~ tiva época franciscana! b) Y así.mismo, gracias a Dios, el de muchos conventos capuchinos desde los días de ,Albacina hasta la fecha. También pertene'Ce realmente a lo mas encantador de nuestras Constituciones, escritas ,en la más extren;ia pobr,eza, lo que dis– ponen para salvaguardia de la sencillez francis– cana. como pri:ncipio .supremo sientan: <<Que· ra pobreza, tan amada ,ct,e11 Unigénito Hijo de Dios y que el Séráfico Patriárca nos dió por madre, re.s– :plande2ica en todas 1as cosas de nuestro U:.so» {36). - Este principio fundamental lo aplican lue,go a todos 10,s casos particulares. Así, ásperos 'Y sen– cillos deben ser nuestro há·bito y manto, nuestra cuerda, nuestra ropa interior, nuestros pañue– los (36), nuestro rosario, nuestras sandalias, nues– tro solideo (39) y nuestra cama ( 41). Igualmente por .razones de sencUiez y natura'lidad debemos nevar la barba, aunque sin componerla al modo ~ 162 -

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