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mo Francisco tan entéramente alegr,e en supo– breza. :APLICACIÓN.~A1egrés en la pobreza nos quie– ren también nuestras Constituciones. «!La 1 po– b:reza voluntaria-escriberi=llada posee w en to– das las cosas ,es rica y feliz, riada teme, nada desea y nada puede perder, por haber puesto su tes(}ro en lugar segUrísimo» (116). Alegres en la pobreza nos' quiere ver nuestro santo l'adl'e en interés de nuestro apostolado. «!En vosotros está _,deicía en la mencionada alócución-iluminar por1 medió del resplandor de la santa alegría.» La alegría: eri la pobr,eza, nu se nos hace muy . difiieil, en tanto q_ue, como ,geneialmente sucede en tiempos normales, la pobreza atiende a todas nuestras necesidades; a no, .ser que tengamos pretensiones que un. capuchino 110 debe 'tener: Pero nuestro amor franciscano a 1a pobreza y nuestra alegría en láPpobreza deben acreditarse cuando por JO-desfavorable cte·1as circunstancias de los tiempos, comienza a hMerse sensible y palpable la ,níi.sma. pobreza; cuando en la ·mesa, condimentos, vestido y óbj,etos de uso corriente, tenemos 1que renunciar, obligados por la necesi– dad; a muchas de las cosas acostumbradas y su– frir .desagradables restricctones; cuando acaso se nos e:icpulse de nuestros hogares conv,entuales y verdaderamente «tengamos que servir al Señor en pobreza y humildad como peregrinos y extran– j,eros ,en este mundo». En todos estos casos, y pre– cisamente ,entonces, que salga del corazón un «¡_Deo gratias; gracias a Dios!.,.., porque conozco también ahora al menos :por una vez, de mane– ra palpable la pobreza capuchina.. ¿No querrá 1a l'rovidencia divina por los su– cesos .de· la época probar, purificar y ahondar - 126 __:_
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