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pira, muy versado en Sagrada Escritura 11 • Ha– cia el final recuerda de nueyo Francisco: <qOb– s,erv,emos, pues, las palabras, la vida y doctrina, y ,el santo EvangeUo de nuestro Señor lesu– cristo» 12 • Ila Regla definitiva, aprobada solemnemente en, 1223, repite al ,principio y al fin la ,cteclara– ción,de que el santo Evangelio es la única norma de vida de los Frailes Menores 1 .i. Oomprendemos, pues, de todo esto, que Fr,an– cisco pudiera designar a la Regla de su Orden como «medula del Evangelio ► 14 , y que <<fuera tan inexorable, cuando .se trataiba del alma, de la esencia, de la individualtct.aid de su fundación, del· carácter ev.angélico de. su. Orden» 15 • ,APLICACIÓN.-Precisamente porque nuestra Or– den, la. Orden franciscana ,en general y la Or– den ca:puchina en particular, tienen un carácter tan ·vigorosamente. acentuado, na:da sería más equivocado y m:1s funesto para nuestra actiyi– daid, que querer unificarnos con las .demás Or– denes o trumbi,én con las otras ramas de la Orden franciscana. Esto sign¡ificaría una infidelid.ad sustancial, una infi,deüdad también a nuestra mi– sión providencial y por ello una renuncia. a nuestra razón de ser. . :Nuestra profesión en la Regla franciscana, en la que, según expr-esióil de nuestras Oonstitúcio-, nes, «como en nítido espejo re.splandece tla ,per– fección evangé:li-ca» (2), nos remite más .que a todos los otros ·religiosos al santo Evangelio y a su manifestación viv-i,ente, Ja persona santísi– ma de. nuestro Señor Jesucristo. :Por eso la ex– hortación qe nuestras CP'nstituciones- ,ct,e que tengamos siempre el Evangelio en nuestro eora~. zón»; por ,esto su prescripci•ón de que «todos :1os -105-
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