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«Stop» a la muerte 95 accidente a la farola por no retirarse y dejarle vía li– bre!. .. 261 Una joven de veintiún años acostumbraba a condu– eir su coche a excesiva velocidad. Multitud de veces fue multada por ello, pero volvía a las andadas. Un día el juez, en vez de multarla, la condenó a estar cinco horas en el quirófano de una clínica de urgencia, donde se atendía a las víctimas de accidentes de tráfico. La joven presenció en este tiempo tres operaciones, una de ellas a un herido gravísimo. La receta fue eficaz. A .las cinco horas abandonó la clínica llorando y proponiendo que en lo sucesivo correría a velocidades normales. Y cum– plió su propósito, pues no volvió a ser multada. ¿Por qué no se aplica más esta receta? 262 Ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial. Un día se desencadenó un durísimo ataque cuerpo a cuerpo. Un soldado alemán estaba tendido en tierra, quizá ya herido. Un soldado francés iba a rematarlo con su bayo– neta. De pronto oye esta súplica angustiada del ale– mán:« ¡No matar! ¡Tengo madre! ... ». El francés, ante semejante súplica, quedó como pa- ralizado y respetó aquella vida. · Conductor, todos aquellos que encuentras en tu ruta tienen madre o esposa o hijos ... Si los atropellás, no sólo les quitarás la vida a ellos; destrozarás también unos cuantos corazones ... Aunque ellos no te lo digan, yo me encargo de decírtelo por ellos: ¡Prudencia! ¡Com– pasión! Esos peatones o automovilistas que te salen al paso, tienen madre o esposa o hijos ... Atropellándo- 1es a ellos, destrozarías también unos cuahtós cora– _zones ...

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