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«Stop» a la muerte 79 216 ¡Precaución, conductor! Sobre todo cuando ha llovido y pueden quedar restos disimulados de humedad o de hielo en algunas zonas. Tal vez la carretera te dé la im– presión de seca y limpia. Pero al ~mparo de la vegeta– ción o de algún recodo sombrío, puede quedar aún algo de humedad o de escarcha. En tales coyunturas, una ve– locidad excesiva te habrá arrebatado el ·control del co– che, con el riesgo consiguiente, que puede ser mortal. 217 A 1·a luz de las estadísticas podemos esclarecer las causas principales de los accidentes en las carreteras: El 57 por 100, por infracciones del Código de Circu– lación. El 29 por 100, por el mal estado físico de los con– ductores. El 8 por 100, por causas atmosféricas, mal estado de las carreteras, etc ... La conclusión que deben sacar conductores y peato– nes para evitar esos accidentes que pueden costarles la vida, es la siguiente: Prudencia, respeto al prójimo y cumplimiento exacto del Código de Circulación. Si alguno encuentra algo más eficaz, que lo diga para bien de todos. 218 El Concilio Vaticano 11, en la «Constitución sobre la Iglesia y el mundo actual», número 30, dice textualmen– te: «Algunos subestiman algunas normas de la vida so– cial, por ejemplo, las referentes a la higiene o a las nor– mas de la circulación, sin preocup'arse de que su des– cuido pone en peligro la vida propia y la del prójimo». ¡Hay despreocupaciones que pueden merecer el califi-

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