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«Stop» a la muerte 75 puede ser definitiva una absolución a última hora. ¡Para cuántos habrá sido ésta el pasaporte para el cielo!. .. 202 He aquí unas cuantas cosas que debe evitar el que conduce. Consultar en marcha un mapa o una guía. Vol– ver la cabeza para mirar con interés un paisaje, un ob– jeto o una persona. Saludar a un peatón o captar sus señas. Jugar con un perro que le acompañe. Dialogar a través del espejo con alguno situado a su espalda. Todo esto debe evitarse si uno aprecia en algo su vida y la de los demás. No se puede vender a precio tan bajo ese hermoso beneficio que Dios nos otorgó con tanto amor, para que le sirviéramos en este mundo en la esperanza del premio eterno. 203 El Catecismo nos dice: «Conviene hacer la señal de la Cruz, principalmente al levantarse, al salir de casa, al entrar en la iglesia, al empezar el trabajo, antes de comer, al acostarse y, sobre todo, al vernos en alguna necesidad, tentación o peligro». Consecuentes con este útimo punto, los buenos cris– tianos hacen también la señal de la Cruz al iniciar un viaje, al arrancar el tren, el autobús o el avión. Sería de desear que los conductores la hicieran también al poner las manos al volante. La señal de la Cruz atrae la protección de Dios sobre nosotros. Y esa protección de Dios nos vendrá muy bien a todos al iniciar un vi'aje, que siempre entraña algún peligro. 204 Los buenos cristianos no se contentan con hacer la señal de la Cruz al iniciar un viaje. La acomp'añan siem– pre con alguna oración. El peligro existe. Sabemos tam-

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