BCCCAP00000000000000000001349

«Stop» a la muerte 71 de la tuya y también de las de aquellos que viajan con– tigo y se han confiado a tu pericia y prudencia. Si per– ,déis esa única vida, ni ellos ni tú tendréis otra de qué echar mano. 190 -¡Adiós! -dice al salir de Barcelona uno de esos locos del volante-; pienso desayunar en Zaragoza, co– mer en Madrid y cenar en Sevilla... Y un chusco que le oye, dice con sorna por lo bajo: -Me parece, amigo, que el desayuno de Zaragoza lo vas a tener que cancelar por otro con San Pedro ... 191 En el arranque de todas las carreteras pudiera colo– carse una inscripción con este importantísimo recado para todos los automovilistas: -Precaución, conductor; de este asfalto a la eterni– dad sólo median unas décimas de segundo. Tu vida, que ha durado años, puede extinguirse aquí en un instante... 192 No hay anchura de carretera suficiente para un co– che que sobrepasa los 130 kilómetros por hora. Todas las mejores previsiones pueden fallar en una décima de segundo, y la catástrofe ... ¿Que terminó el viaje y no se ha producido? Has tenido suerte. Pero no te con– fíes ni repitas, por si acaso ... Lo que no ocurrió a 11;1 primera, puede ocurrir a l'a segunda. Y ese día todos, los coches y carreteras habrán acabado para ti. .. 193 Las víctimas de la prisa en las carreteras no tienen número. No hay ejército en la tierra que pueda igualar– le. Pero asombra pensar la cantidad de vidas que hubie-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz