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70 P. David de la Calzada 185 Conductor, la vida es preciosa. Procura no hacerla incompatible con el uso de tu coche. Vida y coche pm: den viajar juntos mucho y por mucho tiempo, si con ellos va también la prudencia. No la hagáis apearse en el camino. Cu'anto más ella se aleje, más se acercará la muerte a vosotros. 186 Ante un hombre que quiso ganar demasiado y lo perdió todo, la gente suele exclamar: «Le está bien. La avaricia rompe el saco». Ante un automovilista que per– dió la vida por exceso de velocidad, dicen muchos: «Se lo tiene bien merecido. La excesiva prisa suele acabar con la vida antes de tiempo». 187 Cuando algunos conductores pierden hasta la noción de que van en coche y llegan a creerse que v·an en avión, suelen encontrarse inesperadamente frente a la aduana de la eternidad. ¡Tremenda sorpresa! ¡Terrible contratiempo! Una pregunta surge espontáne'a: ¿Ten– drán bien preparados los papeles de la conciencia los que iban a esas velocidades? 188 Algunos emplean el coche para llegar más pronto adonde tienen que ir. Pero a costa de poner la velocidad a tope. Y adonde llegan más pronto es a la eternidad ... La velocidad exagerada les hizo equivocar el destino. 189 Dicen que los gatos tienen siete vidas. Lo cierto es que los hombres sólo tenemos una. Conductor, cuida

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