BCCCAP00000000000000000001349

«Stop» a la muerte 69 jantes. Salúdalas con cariño al pasar con tu coche. Y obedécelas. Es una de las mejores maneras de rezar». 182 El quinto Mandamiento, no sólo prohíbe atracar a mano armada, pegar un tiro o asestar una puñalada tra– pera. Exige que no pongas en peligro tu vida ni las de los demás. Se han dado casos incomprensibles de indi– viduos que se han sentado a un volante o han empu– ñado el manillar de una moto, s·abiendo ponerlos en marcha, pero sin saber pararlos, o ignorando otras ma– niobras necesarias y elementales. ¿Cómo calificar a esos individuos? El calificativo de suicidas les viene pequeño ... 183 ¡Calma, conductor! Despacio se llega lejos. Corrien– do demasiado se corre el peligro de no llegar. Llega un poco más tarde si conviene; pero llega. Es la seguridad lo que interesa. Si no has de llegar, ¿para qué quieres el coche? Me imagino que no lo habrás comprado con el propósito de estrellarte. 184 Es una frase ya vulgarizada. De aquel que vimos pa– sar veloz con su coche ante nosotros, solemos decir: «Iba como alma que lleva el diablo». Lo. mismo podría– mos decir de muchos que hoy se .cruz'an con nosotros en las carreteras: «Iban como alma que lleva el dia– blo». Y en efecto, no creo que sea Dios quien les lleve a esas velocidades. Y si es el diablo quien les lleva, cabe la pregunta: ¿A dónde podrá llevarlos el diablo? ¡Hay cosas que son para pensarse en serio!

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz