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«Stop» a la muerte 63 166 El día que compraste coche, echaste sobre ti Una posibilidad más de muerte violenta. No obstante, mi con– sejo es que te quedes con él, si en realidad lo necesi– tas. Tienes suficiente y razonable motivo para usarlo. Pero procura anular, en cuanto cabe, esa nueva posibi– lidad de muerte, extremando la sensatez y la prudencia. La vida se aviene mal con los insensatos; pero suele ser compañera amable de los prudentes. 167 Un loco al volante, catástrofe a la vista ... Pero hay muchos otros locos que no están en el manicomio ni han sido tratados por el psiquiatra, y que son tan peli– grosos o más que aquéllos. Son los que, sin estar lo– cos, actúan como tales al sentarse al volante y s'altar a la carretera. ¡De los que se comportan como locos, sin serlo, líbranos, Señor! 168 Si eres un conductor consciente y responsable, tie– nes probabilidad de vivir largos años y con la concien– cia tranquila. Pero la vida tiene que ser necesariamente corta para los inconscientes e irresponsables del volan– 'te. Conductor: Administra bien esa inteligencia que Dios te ha dado para tu seguridad. Lo exige tu vida. Y lo exigen aquellos que, a.1 subir a tu coche, han puesto con– fiadamente la suya en tus manos ... 169 Es elemental medida de seguridad viajar con veloci– dad muy limitada por las calles de las poblaciones. Los vehículos son más numerosos, más denso el movimien– to de peatones, multitud de niños van o vuelven del co-

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