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«Stop• a la muerte 61 zarlo, un·a suicida y homicida. Todo en una pieza. Pues con el carnet prestado recibió una indebida autorización para matarse y para matar... 161 Una influencia para conseguir un carnet de conducir me parece por lo menos tan criminal como una reco– mendación para que aprueben en medicina a un estu– diante inepto. ¿Quién responde después de las muer– tes ocasionadas por esa ineptitud? 162 Varios moralistas católicos h'an dicho que cometen un pecado, que puede ser grave: 1) los que manejan el vo– lante sin seguridad, habilidad ni competencia; 2) los que sin haberlo manejado nunca, piden a un compañero el volante; y éste, si se lo concede; lo que quiere decir que pecan ambos; 3) los que conducen ignorando el Có– digo de Circulación, y 4) los que, conociéndolo, no se preocupan de él y lo infringen. De todo esto deducimos que no sólo puede pec·arse gravemente contra el 5.º Mandamiento y ser un criminal, liándose a tiros con quien sea, sino también sentándose a un volante e infringiendo el Código de Circulación. 163 En varias ocasiones, individuos incapaces de conse– guir por las buenas el carnet de conducir, solicitaron mi pobre infuencia, para que yo intentara conseguírselo por recomendación. La solicitud me pareció insensata y cri– minal, y me negué rotundamente a gestionarla. Mi con– testación fue siempre la misma: «No espere nada de mí en este asunto. Conseguirle yo el carnet por recomendación no sería fácil, porque

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