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«Stop» a la muerte 59 155 El torero va a la plaza a enfrentarse con una fiera en un combate en el que p.uede peligrar su vida. Pero la esposa y la madre se quedan en casa orando por él. ¡Cuántas veces también la esposa del conductor se queda preocupada en casa, rezando por su esposo que con su coche se lanza a la carretera! Sabe que tiene que hacerlo, porque aquel es su oficio. Pero no ignora el peligro que siempre ronda a los hombres del volante. Con tu prudencia, conductor, darás eficacia a las oraciones de tu esposa y de tu madre; porque Dios ayu– da a los prudentes por quienes se pide, pero no siempre a los temerarios ... 156 Durante sólo el año 64, los vehículos que circularon por las carreteras de Alemania Federal recorrieron cien- to cincuenta y dos billones de kilómetros ... Notad que digo billones, con b. La cifra estremece ... Pero de se- guro que nos estremecería más aún el saber el número de muertos que quedaron tendidos a lo largo de esos ciento cincuenta y dos billones de kilómetros ... ¡Tantos, como los que hoy componen una mediana ciudad de Es- - 1 pana .... 157 Un consejo de Bernard Geis a los conductores: «los automovilistas corren peligro si disminuyen su campo de visión decorando sus parabrisas con parches inútiles. Todavía más peligrosa quizá es la presencia de etiquetas, adornos o cualquier cosa que puedan obstruir la visión a través de la ventanilla posterior y las latera– les. Los imperme'ables, abrigos, etc., suelen amontonar-

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