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46 P. David. . de la Calzada das. Un coche, color chillón y a endiablada velocidad, me parece un chiste de humor negro. Y es que me hace presentir a la muerte siguiéndole de cerca. iY la muerte corre más que el coche y viste de negro!. .. 117 Para todo aquel que.se sienta al vol.ante de un coche. no hay mayor seguridad de vida que la prudenci'a. Cuan– do la echamos a un lado, o es que no nos importa la vida, o es que somos unos inconscientes, o es que somos unos irresponsables. Y a un volante no debe sentarse jamás, ni un irresponsable ni un inconsciente ni un suicida. 118 Un coche, a pesar de la perfección que la marca le garantice, puede. tener un imprevisible fallo técnico o mecánico. Hasta el acero se gasta y cede. La pruden– cia del conductor no debe olvidar nunca estas cosas, para evitar, en cuanto sea posible, sorpres·as· desagra– dables que puedan poner en peligro su vida o las de los viajeros que conduce. 119 Conducir puede constituir un medio de trabajo. Con frecuencia también resulta un placer.- Pero siempre se ha de conducir con gran sentido de la respons'abilidad. En manos del conductor va su vida y las de los otros ocupantes del coche. Y la vida humana es algo muy importante y muy serio... 120 Siempre es buena hora para rezar. Pero una de las mejores es la del comienzo de un viaje. Para los que viajan se han compuesto bellas oraciones perfumadas

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