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«Stop;. a la' muerte 45 pectáculo macabro llevara un poco de sensatez a sus alriÍas. 'F>ero, claro, «ojos que ho ven, corazón que no siente~.· 113 Que la muerte no sea una obsesión para ti, conduc– tor. Pero que tampoco la olvides. Puede estar esperán– dote. donde menos' pienses. Su discreto recuerd,o te ins– pira}á' la 0 prÚderici'a necesaria para conducir con funda– das esperanzas de que podrás llegar a tu destino. 114 La temeridad se paga c·ara en todas partes. También puede pagarse cara en la carretera. ¡Que ningún con– ductor imprudente piense llegar a los ochenta años! ... Es muy posible que la muerte le salga al p'aso en plena juvei,tud, segando su vida y sus Ilusiones ... El mejor antídoto es ..la prudencia. Hasta ahora no se ha inven– taqo nada mejor. 115 Ese conductor alocado que marcha a ciento veinte por hora parece que va huyendo de alguien. ¿Será de la muert~? ¡Ni se acuerda de ella! ... Pero es ella la que le. sigue.• Y cuando él más corre, más cerca está de él. .. Paradoja extraña: Para mejor escapar de la muerte, hay que acortar la velocidad ... La muerte atrapa fácilmente a los veloces ... Le cuesta mucho más atrapar a los lentos ... 116 Me gustan en los coches los colores discretos• y las discretas·velocidades. A los Jóvenes, en cambio, suelen gustarles los colores chillones y las velocidades aloca-

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