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40 P. David de la Calzada y enseñanza. No te precipites. Yo te quiero, ha_plar por cada una de esas bellezas que salieron de mi mano por amor a ti. .. Escucha su mensaje, que es el mío. La velo– cidad excesiva no te permitirá escuchar ese mensaje... Para un momento, y escucha ... El ruido de los motores impide muchas veces que te llegue la voz de Dios ... 97 El coche es un invento admirable que la civilización ha puesto al servicio del hombre. Viaja cuando tengas que hacer.lo. Pero viaja seguro, en cuanto de ti depensa, que no es poco. En lo que dependa de los demás, nunca podrás viajar seguro. Ellos, con su imprudencia, podrían hacer fracasar todas tus precauciones. Pero no descon– fíes; sobre todo, está Dios, que todo lo puede... Enco– miéndate a El cuando subas al coche ... Sentirás sobre ti su paternal protección ... 98 Muchos conductores no serían cap·aces de matar a un pobre animal. ¡V luego matan a unas personas hu– manas sobre el asfalto de una carretera!... No premedi– tadamente y a sangre fría. De esto no serían capaces. Pero sí semiinconscientemente, por un exceso de con– fianza en la máquina que pilotan y en la propia pericia en conducir. Ni la máquina ni la pericia valen nada sin la pru– denci'a. iY los muertos ya no vuelven!... ¡Y los mutila– dos, mutilados quedan para toda la vida!. .. Es preferi– ble poner remedio antes, que llorarlo ya sin remedio después... 99 La prensa decía en 1975: «250.000 personas quedan cada año en la c'arretera, víctimas de los coches. Las

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