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36 P. David de la Calzada cuerdo de una mujer y de unos hijos que de él depen– den los que le imponen precaución y prudencia. No de– biera concederse el carnet de conducir a un joven, mientras no constara estar en posesión de un determi– nado grado de sensatez. Sin este requisito, posiblemen– te el carnet que se le entregue sea para ellos el pasa– porte para la eternidad ... 84 El 11 de noviembre de 1907 se registrab'a en Madrid un automóvil «Renault» de cuarenta y cinco caballos, destinado al Presidente del Consejo de Ministros. Su número de matrícula era el 6. Suponemos que esto no querría decirnos que, por aquellas fechas, en la capital de España no había más que seis automóviles. ¡Qué a gusto y con qué seguridad se pasearía uno por las calles! Porque suponemos que los coches de caballos, aunque metieran todavía más ruido, no provocarían tan– tos accidentes. 85 En la Alemania Federal no se permite conducir a una persona cuando tiene más del 0,8 por 1000 de al– cohol en la sangre. Medida justa, prudente y humanita– ria. La insensatez de un conductor irresponsable, en bien de la sociedad debe corregirse con una ley infle– xible. 86 Un cementerio de coches. Si alguno de ellos nos contara su historia, quedaríamos horrorizados. Tras mu– chos viajes sin novedad, un día, por fin, el accidente aparatoso. La muerte se interpuso entre conductor y conducido y los separó para siempre... ¡Tantos días y tantas horas juntos!... Y ahora, uno al cementerio de

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