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«Stop» a la muerte 33 que el menos digno, puesto que él mismo se buscó la muerte... Me dan más pena los otros... Los conducto– res prudentes que perecen por la locura de aquellos insensatos. 74 En un·a ciudad inglesa se leía en un cartel situado junto a un colegio este aviso a los conductores: «Les rogamos que manejen con cuidado el volante. ¡No nos sobra ningún niño!. .. ». 75 Decía la prensa de nuestra nación allá por el año 1961: «En las carreteras españolas se dan tantos acci· dentes, que cada cinco horas hay un muerto y cada cinco minutos un herido». Me temo que estas cifras escalofriantes se hayan quedado ya muy cortas, porque el número de coches ha aumentado en proporciones espectaculares, y no creo que haya aumentado en esa proporción la prudencia de los conductores y los peatones. ¿Por qué no hacemos algo más unos y otros por aminorar esas trágicas cifras? 76 En una calle de Hamburgo apareció un día un cartel con este aviso a los conductores: «Avance despacio, si quiere desayunarse m'añana». Y en una .ciudad inglesa apareció otro aviso previniendo a los conductores sobre posibles dificultades de entierro en caso de accidente mortal: «¡Avance despacio! ¡No tenemos más que un sepulturero!. .. ». Quedarse un día sin desayuno o sufrir una demora en el entierro, significan poco ante ta gran tragedia de la pérdida de la vida ... ¡No te la juegues, conductor, por

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