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...stop» a la muerte 31 de evitar los peligros que pueden llevarnos a la muerte. Y ya lo dijeron los Libros Santos: «El que ama el peli– gro, en él perecerá». 65 Una carretera recién mojada, o con hielo o nieve, ,exige del conductor las máximas precauciones. ¡Mal'a suerte espera a los excesivamente confiados, que no ven peligros en ninguna parte! Los peligros no retroce– den ante los temerarios ... 66 Nunca se debiera dar el carnet de conducir al hom– bre ligero, irreflexivo o alocado. No basta para la segu– ridad saberse de memoria el Código de Circulación y superar con éxito los ejercicios de trámite. Se necesita, sobre todo, un poco de peso en la cabeza y un poco de responsabilidad en la conciencia. 67 Hay conductores tan alocados que, al salir con su coche a la carretera, dan la impresión de ir de caza. De caza de hombres, se entiende... Y resultan ellos los cazados por una muerte inesperada que acudió sin cita ... Hay algunos a los que no les sale la muela del juicio ni a los setenta años ... 68 Conductor: Yo te repetiría, por tu bien, que llevaras siempre contigo dos libros en el coche: El Catecismo, protector de la vida de tu alma, y el Código de Circu– lación, protector de la vida de tu cuerpo. Repásalos con frecuencia. Serán luz y seguridad en tu camino. Debie– ran ser para ti algo familiar y entrañable, por estar tan vinculados a tu propia vida...

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